El
maestro Juan Pérez Ribes me ha pasado una carta que le dirigió don Macario Santiago Kastner, uno de los más grandes
musicólogos ibéricos. Aunque inglés de nacimiento, trabajó en España y Portugal
sacando a la luz, interpretando e investigando sobre la música antigua de la
península. La carta manuscrita dice así:
Lisboa, 9-XI-89
Querido amigo Don Juan Pérez Ribes.
Agradezco en el alma su regalo de la preciosa edición de
"Villancicos y canciones extremeñas". Ha realizado Ud. un trabajo
magnífico, de enorme utilidad tanto artística como científica y hago votos de
que será aprovechado como merece.
Aquí tienen los coros un repertorio digno de ser
escuchado en todas partes. Especialmente interesantes la "Nana" y la
"Rondeña de Orellana". Mi enhorabuena muy cordial y celebro que
continuará esa labor con ánimo y entusiasmo. Ojalá repetirá Ud. su visita a
esta para poder reanudar nuestra charla.
Para hoy los mejores saludos y abrazo muy afectuoso de su
[ ] amigo
Macario Santiago Kastner.
Aprovechando la ocasión, hemos buscado la página de don
Macario Santiago Kastner y la hemos encontrado aquí : http://santiagokastner.com
En la página de Santiago Kastner se puede leer una
entrevista en inglés que reproducimos en una rápida traducción.
El uno de julio de 1984, la
Universidad de Coimbra, una de las más antiguas de Europa y, desde luego una de
las más veneradas en Portugal, le otorgó su máxima distinción, el título de
Doctor Honoris Causa, al renombrado musicólogo e hispanista Macario Santiago
Kastner. Este honor, concedido inmediatamente después de que la Fundación Juan
March de Madrid le dedicara un homenaje en enero de 1983, era la coronación de
cincuenta años de actividad musical en la Península Ibérica como
instrumentista, musicólogo y pedagogo. Macario Santiago Kastner fue sin lugar a
dudas una de las figuras más importantes en el desarrollo de la investigación
musicológica y la promoción de la música ibérica más antigua. A él se debe la
publicación de las obras para tecla de Francisco Correa de Arauxo, Manuel
Rodríguez Coelho, Pedro de Araújo y Carlos Seixas, entre otros. Sus biografías
de Carlos Seixas, Antonio de Cabezón, Antonio Carreira y Pedro de Araujo, y los
innumerables artículos que publicó en las principales revistas musicológicas de
Europa contribuyeron de una manera decisiva a la promoción de la música ibérica
al mundo entero. A través de su intensa actividad pedagógica formó a muchos
musicólogos y músicos hoy activos en la península y en otros países. Por
último, podemos afirmar sin lugar a dudas que fue uno de los auténticos
pioneros del clavicordio, así como un ardiente amante de este instrumento que
siempre tuvo consigo y que tocó diariamente a lo largo de toda su extensa
carrera.
Esta entrevista fue realizada originalmente para ser
publicada en una publicación española. Sin embargo, el artículo nunca fue
impreso y apareció, póstumamente, en inglés, pudiéndose apreciar en él una
pequeña muestra de la fascinante personalidad de uno de los músicos,
investigadores y teclistas con quien estamos más en deuda.
B.B. Usted ha vivido en la
Península Ibérica durante más de cincuenta años y ha jugado un papel tan
esencial en su vida musical que a menudo se olvida que usted no ha nacido aquí.
¿Podría usted contarnos algo de su infancia y sobre las causas que le llevaron
a trabajar en el terreno de la música?
M.S.K. Nací en Londres donde
mi padre regentaba una compañía dedicada a la fabricación de pianos y pianolas desde
1903. También había abierto un comercio localizado en una de las calles
principales de la capital, en el que no sólo vendía sus pianos sino también
algunos de los de las principales marcas continentales. Por lo tanto entré en
contacto muy pronto con músicos y constructores de instrumentos musicales.
Teniendo un talento natural para la música y un oído perfecto, parece lógico
que desde muy joven estuviera interesado en todo lo relativo al arte sonoro.
Incluso antes de saber leer y escribir pasaba horas improvisando al piano. Como
quiera que improvisar sin dirección y careciendo de método y disciplina es algo
peligroso, me pusieron un profesor de piano muy pronto quien me inició en el
solfeo y dirigió mis primeros ejercicios sobre el teclado.
B.B. ¿Hablaba fluidamente
varios idiomas desde su más tierna infancia?
M.S.K. Si, mis padres
consideraban que dominar varios idiomas era muy útil y nos pusieron a mí y a
mis dos hermanas una nurse inglesa, una Fräulein alemana y una mademoiselle
francesa. Hablábamos holandés en casa y posteriormente aprendí español,
catalán, italiano y portugués.
B.B. ¿Estaba algún miembro de
su familia interesado en la música antigua y/o conectado de alguna manera con
el renacimiento de la música antigua que inició en Inglaterra Arnold Dolmetsch?
M.S.K. No, pero durante un
viaje de París a Londres mi padre se encontró por casualidad con Wanda
Landowska y la ayudó a pasar su clavicordio Pleyel a través de las aduanas
inglesas.
B.B. ¿Cómo evolucionaron sus
estudios musicales y cuando empezó su interés por la música antigua?
M.S.K. Después de Londres
continué mis estudios musicales en Amsterdam, Barcelona, Berlín, Leipzig y
París. Siempre tuve un gran interés por la música de todos los periodos. Sin
embargo, fue hacia 1925, no recuerdo el año exacto, cuando visité las oficinas
y talleres del famoso Paul de Witt en Leipzig, propietario de una publicación
dedicada a la construcción de instrumentos musicales que era a su vez
coleccionista de instrumentos históricos. Así pude contemplar y tocar algunos
preciosos clavicordios de los siglos XVII y XVIII. De repente y de modo
permanente quedé prendado del clavicordio.
B.B. ¿Simultaneó estos
estudios con su trabajo como constructor de pianos en la firma de su padre?
M.S.K. Si. Mis estudios
musicales, teóricos y prácticos, se produjeron al tiempo que aprendía a
fabricar pianos tanto en la fábrica de mi padre como en otras de gran
reputación.
B.B. ¿Cuándo terminó de
trabajar para la empresa familiar?
M.S.K. Sucedió en 1930 cuando
numerosos fabricantes de pianos y pianolas cesaron su actividad a causa de la
guerra y del aumento de la moda de los gramófonos, las grabaciones y la radio,
que redujeron considerablemente el interés por el piano y por la música hecha
en casa.
B.B. ¿En que forma fue útil su
aprendizaje para su carrera de musicólogo?
M.S.K. Pienso que los músicos
deberían conocer todo sobre sus instrumentos, su historia, su fabricación y sus
características. De la misma manera que los organistas suelen tener un amplio
conocimiento del órgano, cualquier instrumentista debería conocer la naturaleza
y los secretos de su propio instrumento.
B.B. ¿Qué es lo que provocó su
interés por la música ibérica y en especial por la música antigua de esa parte
concreta del universo?
M.S.K. Mis numerosos contactos
con las culturas española y portuguesa y mis relaciones personales, comerciales
y profesionales con gente de la península. Mi interés por la civilización del
Renacimiento, el Manierismo y el Barroco también me dirigió hacia la música
antigua de muchos países.
B.B. ¿Cuándo empezó usted a
dar conciertos y con qué instrumento?
M.S.K. En 1932. Toqué
clavecín, clavicordio y piano. En el piano me dediqué al romanticismo, el
impresionismo y expresionismo musical con cierta predilección por Federico
Monpou, Déodat de Séverac, Max Reger y Alban Berg. Uno debe conocer y
entenderlo todo.
B.B. ¿Cuándo empezó a
especializarse en la interpretación de música antigua y renunció al repertorio
clásico?
M.S.K. Probablemente hacia
1945. Aunque seguía tocando a Brahms, Schubert, Bading y Hindemith en público.
B.B. ¿Cuál era el estado de la
investigación musicológica en la península cuando usted empezó a trabajar en
ella?
M.S.K. Estaban los trabajos de
eminentes musicólogos como Felipe Pedrell, Asenjo Barbieri, Hinginio Anglés,
Ernesto Vieira, Sousa Viterbo y Sampayo Ribeiro.
B.B. ¿Cómo empezó usted?
M.S.K. Con alguno de los
principales mentores de la musicología, en especial Don Higinio Anglés en
Barcelona.
B.B. ¿Cuáles fueron las
principales dificultades encontradas en aquella época en la que los medios de transporte
y de comunicación eran aún tan limitados?
M.S.K. Ocasionalmente, debido
a la falta de comunicación entre provincias y ciudades, los viajes eran
complicados, sin embargo con voluntad y energía todos los obstáculos se
superaban.
B.B. ¿Como se las arregló para
continuar con su actividad durante la Guerra Civil y durante la II Guerra
Mundial?
M.S.K. A pesar de las muchas
dificultades continué trabajando.
B.B. ¿Cuáles fueron los hitos
principales de su investigación?
M.S.K. Cabezón, Correa de Arauxo,
Antonio Carreira, Carlos Seixas, Rodrigues Coelho, Ascanio Mayone, Arnold
Schlick.
B.B. ¿Cuándo y en qué lugar
empezó usted a enseñar?
M.S.K. En Lisboa en 1934.
B.B. ¿Tocaba el clavicordio,
dónde, cuál fue la respuesta del público hacia un instrumento tan poco conocido
entonces?
M.S.K. Inicialmente tocaba el
clavicordio y el clavecín o mejor alternando el piano y el clavicordio hasta que
el público, con el desarrollo y la publicación de la música del pasado, se
acostumbró a las ducles sonoridades del clave. Hoy día se puede dar un
recital completo al clave sin que los oyentes se sientan frustrados.
B.B. Leyendo muchos de los
libros y artículos que usted ha publicado uno se asombra de lo inusualmente
amplio vagaje cultural, y de su habilidad para encontrar siempre paralelismos
entre las diferentes artes y en medio de la influencia de factores económicos y
geográficos distintos. ¿Puede usted decirnos algo más sobre su filosofía en
este contexto?
M.S.K. Uno debe tener una
amplia perspectiva cultural; demasiada especialización me parece algo muy
peligroso. Los escritos deben ser informativos y transmitir las experiencias
del autor.
B.B. ¿Qué queda por hacer en
el campo de la investigación musical de la península?
M.S.K. La investigación
histórica está prácticamente terminada. Ahora es el tiempo para la
sistematización y el análisis preciso de muchas obras con el propósito de
definir qué es autóctono en la música ibérica y qué se puede atribuir a una
influencia extranjera.