Faltaría más. Cómo no iba a estar Wynton Marsalis detrás del escándalo de Sigüenza.
No creo que haya sido él quien haya promovido el suceso que contamos en “todas las músicas”: la denuncia de un paisano, (con la comparecencia de la Guardia Civil incluida), en un concierto de Larry Ochs en Sigüenza porque el músico no estaba haciendo jazz sino música contemporánea.
La anécdota ha trascendido a la prensa inglesa a través de Giles Tremlett en “The Guardian” y creo que se han pronunciado a favor de Ochs músicos como Charlie Haden. Hoy cuenta “El País”, que se ha enterado Wynton Marsalis y ofrece una recompensa para su colega, (defensor histérico de la ortodoxia), el denunciante seguntino. El titular de El País es un poco tendencioso: Wynton Marsalis tras el denunciante de Sigüenza. (¿Sabe o sospecha el periódico algo que no dice?).
El tema de la ortodoxia es un tema que nos viene preocupando desde siempre. En “todas las músicas” estamos hartos de esa ortodoxia propia de judíos conversos, (no de sefardíes ni de askenazis), incluso diríamos que esta repulsa heterodoxa está en la base de nuestro concepto fundacional del blog. Los ortodoxos sufren de una enfermedad filosófica. Así como suena. Los errores filosóficos devienen en graves problemas para la humanidad, problemas que no excluyen enfermedades. En este caso, el error filosófico consiste en no haber entendido a Heráclito cuando dice que todo fluye y que uno no se puede bañar dos veces en el mismo río, porque el agua que baja ya no es la misma con la que nos bañábamos la vez anterior. Para los ortodoxos el mundo es estático: eso les aleja del miedo a la muerte. Sienten como si las cosas no se movieran, como si pudiéramos vivir ya la eternidad que las religiones prometen para el futuro.
No creo que haya sido él quien haya promovido el suceso que contamos en “todas las músicas”: la denuncia de un paisano, (con la comparecencia de la Guardia Civil incluida), en un concierto de Larry Ochs en Sigüenza porque el músico no estaba haciendo jazz sino música contemporánea.
La anécdota ha trascendido a la prensa inglesa a través de Giles Tremlett en “The Guardian” y creo que se han pronunciado a favor de Ochs músicos como Charlie Haden. Hoy cuenta “El País”, que se ha enterado Wynton Marsalis y ofrece una recompensa para su colega, (defensor histérico de la ortodoxia), el denunciante seguntino. El titular de El País es un poco tendencioso: Wynton Marsalis tras el denunciante de Sigüenza. (¿Sabe o sospecha el periódico algo que no dice?).
El tema de la ortodoxia es un tema que nos viene preocupando desde siempre. En “todas las músicas” estamos hartos de esa ortodoxia propia de judíos conversos, (no de sefardíes ni de askenazis), incluso diríamos que esta repulsa heterodoxa está en la base de nuestro concepto fundacional del blog. Los ortodoxos sufren de una enfermedad filosófica. Así como suena. Los errores filosóficos devienen en graves problemas para la humanidad, problemas que no excluyen enfermedades. En este caso, el error filosófico consiste en no haber entendido a Heráclito cuando dice que todo fluye y que uno no se puede bañar dos veces en el mismo río, porque el agua que baja ya no es la misma con la que nos bañábamos la vez anterior. Para los ortodoxos el mundo es estático: eso les aleja del miedo a la muerte. Sienten como si las cosas no se movieran, como si pudiéramos vivir ya la eternidad que las religiones prometen para el futuro.
No se da cuenta el bueno de Wynton de que el jazz que él toca sería visto como una aberración por sus abuelos, que no lo considerarían jazz, sino esa extraña experimentación musical que hacen los blancos que no tienen swing. En su famosa polémica con Miles Davis, Marsalis le acusaba de traicionar el jazz-como-Dios-manda, sin darse cuenta que ese jazz lo había inventado Miles en los años cincuenta. Ahora el trompetista de Nueva Orleans pretende tocar como lo hacía Miles hace casi sesenta años y, además, considera que quien no lo haga no hace jazz.
Pero nunca va a conseguir hacer un disco como Kind of Blues. El chico toca bien, pero tiene una enfermedad de base filosófica que se lo impide.
Pero nunca va a conseguir hacer un disco como Kind of Blues. El chico toca bien, pero tiene una enfermedad de base filosófica que se lo impide.
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