Miguel Poveda (cante),
Jesús Guerrero (guitarra),
Paquito González (percusión)
Carlos Grilo y Luis Peña (palmas).
Desde que murió el maestro
Morente, no hay nadie en este género que esté a la altura del de Barcelona. Eso
lo sabes cuando aún no lleva un minuto cantando, a pesar de que hace poco que ha
estrenado un nuevo proyecto en el que abandona aquel magnífico equipo de
músicos que dirigían Joan Albert Amargós y Chicuelo. Pero Poveda, como le
pasaba a Morente son de esas personas que sólo se conforman con lo mejor. Sus
músicos son de Cádiz, (Jerez, San Fernando, Chiclana), y su equipo técnico de
sonido son catalanes, seguramente conocidos suyos entre los mejores de la
Ciudad Condal. El sonido era un poco fuerte, pero impresionantemente nítido.
Empezó el recital con los temas
de su nuevo disco ArteSano, nombre ambiguo que mezcla la artesanía y la salud
espiritual. Este disco está dedicado al flamenco de siempre. Hay temas que van
desde los cantes más serios hasta los más festeros y tiene ecos de aquellos
cantaores que, entre Antonio Mairena y la Paquera de Jerez, están en los
orígenes de los aficionados actuales de cierta edad. El disco tiene bulerías,
alegrías y tangos, pero también tientos, (de Pastora Imperio), fandangos por
soleá, malagueña, soleá apolá, minera, seguirillas y, por supuesto, un poquito
de copla y sevillanas, terminando con una nana, como para que te vayas contento
a la cama.
Pero, enseguida se notó que la
cosa no iba a quedar ahí y pronto empezó a cantar algunas coplas. La gente le
pedía temas y él respondía: “no se preocupe que lo voy a cantar todo”. Y así
fue: lo cantó todo. Cantó las de su anterior disco, “Las coplas del querer”, hasta
que llegó al tema “A ciegas”, ese tema de Quintero, León y Quiroga que
popularizó, según dicen, (que yo no la he oído), doña Concha Piquer. El tema,
que conocemos arreglado por Alberto Iglesias para la película “Los abrazos
rotos” de Almodóvar, suena con una base de orquesta de cuerdas que es muy
difícil reproducir en directo con una guitarra y percusión y Poveda lo que hace
es cantarla sin acompañamiento. Es un tema magnífico y sus armonías son muy
interesantes, pero cantarlo sin los acordes es una labor arriesgada. Pues bien,
lo cantó de manera impecable. A cada
tema que cantaba el teatro se venía abajo y el seguía y seguía, con unas inmensas
ganas de cantar. Hizo bises hasta cerca de las once y media, alguno se tuvo que
ir para casa porque había que madrugar al día siguiente, pero él interpretó con
mucho cariño a Lole y Manuel y nos recordó algo que no hay que olvidar nunca,
algo tan sencillo como que todo es de color, aunque a veces parezca que se nos
olvida y lo veamos todo negro, (o gris). La gente se ponía de pie y el seguía
cantando y cantando. Hacia el final cantó una seguirilla inmensa, para a
continuación, cantar la copla de los “Tres puñales” y después bailar en el fin de
fiesta. No se olvidó de recordar lo mejor del flamenco de Extremadura y
mencionó al Porrina, Guadiana y la Caíta.
Todos los que estuvimos ayer en el
teatro López de Ayala de Badajoz cuando abandonamos la sala queríamos a Poveda.