Luciano Berio (1925 – 2003) fue
uno de los grandes compositores del siglo XX, pero además destaca por ser un
artista interesado en investigar sobre el lenguaje, y no sólo sobre el lenguaje
musical. La primera vez que oí hablar de Berio fue leyendo el prólogo
de Opera aperta de Umberto Eco. El semiólogo menciona su amistad con el músico
y su presencia en el estudio de música electrónica, donde tal vez mantendrían
interesantes conversaciones relativas al estudio de los lenguajes y las
posibles relaciones entre el musical y el hablado. Puede que sea ésta una
tradición de largo alcance en Italia. Ya en el barroco se publicaron muchos
estudios que relacionaban las figuras retóricas con las musicales. Véase si no
el artículo del New Grove Dictionary of music.
Esta actitud de Luciano Berio
supone, como compositor, plantearse la creación desde sus cimientos más
básicos. Descarta todo tipo de convencionalismo y realiza una introspección
creativa que lleva hasta sus últimas consecuencias. Pero Berio es un hombre que
desprecia el amaneramiento y la artificiosidad, así que huye de la
grandilocuencia. Su mirada es crítica en cuanto que es analítica, no se deja
convencer por ninguna teoría, al tiempo que pone todas en cuestión. La música folk, el teatro, la
interpretación virtuosa, el sinfonismo, la historia y la innovación se mezclan
en su música postmoderna, que reflexiona sobre lenguajes y metalenguajes.
Para entender más de este
compositor recomendamos visitar estás páginas (en pdf descargables), como la del
compositor argentino Juan María Solare, que hace una síntesis muy breve y
acertada del compositor. Susana Palacios desde Bogotá ofrece un estudio
interesante sobre la interpretación de las Sequenzas. Por último, el maestro
Tomás Marco ofrece un amplio artículo sobre Luciano Berio en la revista del
Festival de Música de Canarias de 2002, un año antes de la muerte del
compositor.
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