Keith Jarrett nunca debió grabar cosas como el "Wohltemperierte Klavier" de Bach o los 24 preludios y fugas op. 87 de Schostakovich. La gran carrera de este pianista de Jazz y los muchos triunfos que había obtenido con ella, así como la completa formación como pianista que había recibido en sus años de estudio, le hicieron creer que podía ser capaz de hacer unas versiones interesantes de estas obras del canon clásico de los pianistas, pero no fue así. Creo que lo peor no fue que le criticasen este o aquel aspecto de su interpretación, lo peor fue que pasaron desapercibidos para el mundo de las grabaciones de la música clásica y eso debió ser un golpe terrible para su ego. Zapatero a tus zapatos (y no hablo de política). La técnica del pianista clásico está hecha de horas y horas de entrenamiento en la ejecución de las piezas para que cuando ya estén aprendidas (después de muchos años) empiece a salir la creación del intérprete, una espontaneidad que viene del estudio. La técnica del Jazz está hecha de horas de interpretación pero centradas fundamentalmente en la improvisación, y eso es lo que no debería haber dejado Keith Jarrett, no porque no esté bien salirse de los caminos de cada uno, sino porque en eso no podía competir con los interpretes que venían trabajando en ese campo de toda la vida. Y lo digo porque creo que las consecuencias personales fueron terribles. He leído noticias sobre una extraña enfermedad que ha padecido el pianista posterior a estos fracasos que le sumieron en una profunda depresión y es por esto por lo que digo que no debía haberse embarcado en esa experiencia. Afortunadamente, parece que las enfermedades del músico están superadas y ha reaparecido con nuevos discos y giras de conciertos. Me alegro que así sea. Habrá que volver a escucharle en estos nuevos trabajos y disfrutar de sus improvisaciones en piano solo o con el trío que forma con Jack DeJohnette y Gary Peacock.
3 jul 2007
Vuelve Keith Jarrett
Keith Jarrett nunca debió grabar cosas como el "Wohltemperierte Klavier" de Bach o los 24 preludios y fugas op. 87 de Schostakovich. La gran carrera de este pianista de Jazz y los muchos triunfos que había obtenido con ella, así como la completa formación como pianista que había recibido en sus años de estudio, le hicieron creer que podía ser capaz de hacer unas versiones interesantes de estas obras del canon clásico de los pianistas, pero no fue así. Creo que lo peor no fue que le criticasen este o aquel aspecto de su interpretación, lo peor fue que pasaron desapercibidos para el mundo de las grabaciones de la música clásica y eso debió ser un golpe terrible para su ego. Zapatero a tus zapatos (y no hablo de política). La técnica del pianista clásico está hecha de horas y horas de entrenamiento en la ejecución de las piezas para que cuando ya estén aprendidas (después de muchos años) empiece a salir la creación del intérprete, una espontaneidad que viene del estudio. La técnica del Jazz está hecha de horas de interpretación pero centradas fundamentalmente en la improvisación, y eso es lo que no debería haber dejado Keith Jarrett, no porque no esté bien salirse de los caminos de cada uno, sino porque en eso no podía competir con los interpretes que venían trabajando en ese campo de toda la vida. Y lo digo porque creo que las consecuencias personales fueron terribles. He leído noticias sobre una extraña enfermedad que ha padecido el pianista posterior a estos fracasos que le sumieron en una profunda depresión y es por esto por lo que digo que no debía haberse embarcado en esa experiencia. Afortunadamente, parece que las enfermedades del músico están superadas y ha reaparecido con nuevos discos y giras de conciertos. Me alegro que así sea. Habrá que volver a escucharle en estos nuevos trabajos y disfrutar de sus improvisaciones en piano solo o con el trío que forma con Jack DeJohnette y Gary Peacock.
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