Hoy
me levanté y, después de desayunar, fui como todos los domingos a comprar el
periódico.
“Se
ha enterado de la noticia”, me dijo Anita, la dueña del kiosco de mi calle.
“No”
le contesté, “¿qué ha pasado?”.
Anita
me tomó del brazo y me dijo: “Ha muerto Hans Werner Henze”.
“¿El
más grande compositor alemán de los últimos cincuenta años?” le espeté asombrado
y con el rostro deformado por una mueca de dolor.
“El
mismo”, dijo Anita compungida, “Dios lo tenga en su gloria”.
*
Esta
conversación imaginaria podría haber sido normal hasta mediados del siglo XIX o poco más. A partir del siglo XX habría
sido muy poco probable y después de la II Guerra Mundial la conversación
recuerda más al teatro del absurdo de Ionesco que algo con una lejana
posibilidad de haber sucedido.
Esto
nos lleva a pensar sobre la poca presencia que la creación músical de la
vanguardia “seria” tiene en el mundo cultural de nuestro tiempo.
*
Lo
paradójico es que Henze fue un autor que hasta cierto punto manifestó en vida una
cierta crítica hacia las vanguardias de la posguerra y el sistema atonal del
serialismo integral. Si bien participó de joven en los encuentros de Darmmstadt,
en los Internationalen Ferienkurse für Neue Musik, que estaban entonces
dominados por las figuras de Boulez y Stockhausen, pronto Henze decidió tomar
su propio camino. Persona independiente que se había sentido socialista ya
desde joven, cuando su padre le afilió a las Juventudes Hitlerianas, quiso
renegar de su patria después de la guerra yéndose a vivir a un pueblo del Lazio
italiano, donde se afilió al Partido Comunista. En la Alemania de la posguerra
se había sentido incomprendido por sus opiniones políticas y su manifiesta
homosexualidad, a pesar de lo cual siguió perteneciendo al mundo musical
alemán, aún desde la distancia.
Si
bien dominó la música serial, que fue uno de los componentes de su sistema
compositivo, no se limitó a esto y se adhirió a un estilo más ecléctico que
incluía otros sistemas tonales así como influencias del jazz, la música
italiana, neoclásicas, llegando a tomarlas del rock y otras músicas populares,
tal vez influenciado por su admiración por Stravinsky.
Trabajó
para el ballet, habiendo sido desde joven director del ballet del Teatro
Estatal de Hesse y siempre para el teatro, habiendo compuesto una gran cantidad
de óperas y de música teatral.
Lo único que nos queda es, en
homenaje a su figura, escuchar su música.
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