10 dic 2009

Tiempos modernos

La noticia en El País: Un espectador denuncia a un músico de jazz por no tocar jazz.
La música del saxofonista, a juicio de un espectador y sus acompañantes, no era jazz sino "música contemporánea", género que el denunciado tiene "contraindicado psicológicamente" por prescripción facultativa. Así consta en la hoja de reclamación cumplimentada en el lugar de los hechos, previa a la denuncia.
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Magnífica noticia. En primer lugar, porque si un médico (o un sicólogo) le ha dictaminado que la música contemporánea no le va bien a este tipo es de suponer que sea preciso que un musicólogo haga un informe que certifique si la actuación que se va a realizar es de ese género o no. Lógicamente no se puede dejar una cuestión tan compleja a criterio de la Guardia Civil. Uno hizo la carrera sin pensar que pudiera llegar a tener tales aplicaciones lucrativas.
Pero el tema presenta aspectos preocupantes. Por qué razón le puede ir mal toda música que sea contemporánea. Veamos en el diccionario de la Real Academia qué es contemporáneo/a:
1. adj. Existente en el mismo tiempo que otra persona o cosa. U. t. c. s.
2. adj. Perteneciente o relativo al tiempo o época en que se vive.
3. adj. Perteneciente o relativo a la Edad Contemporánea.
Lógicamente contemporánea no se refiere a un género determinado, como la ópera, sino que se refiere a una música con una determinada relación temporal con el enfermo. Es decir, la música contemporánea puede ser tonal o atonal, popular o académica, europea o sudamericana, etc. Este pobre hombre tiene un gran problema y su sicólogo también. Lo mejor que podría hacer sería dejar de ir a escuchar música a cualquier teatro y dedicarse en exclusiva a sitios como las iglesias y catedrales donde el uso de músicas vetustas está garantizado por Ley.
¿Cuál es el tiempo o época en que uno vive? ¿Le harán daño las músicas de hace 10 años, 20 años? ¿Son éstas contemporáneas? ¿Cuánto tiempo atrás ha de retrasarse la composición de una obra para que no le haga daño a este señor? Los primeros discos de Ornette Colemann son de 1958, lo que haría un total de cincuenta años atrás. Las variaciones para piano de Pierre Boulez son de 1945: serialismo integral. En este caso habría que echarse atrás unos sesenta y cinco años. El método dodecafónico de Arnold Schoenberg data de 1921 y desde esa época ha venido siendo aplicado en la música contemporánea. Hablaríamos de casi ochenta años. Pero superamos esa cifra si nos retrotraemos a la música de Edgar Varèse, que empezó a componer Amériques en 1918. Es fácil que estemos hablando de un siglo si queremos delimitar la música que este señor no puede escuchar. Este enfermo es el reflejo de una cultura enferma, de una cultura que no es capaz de escuchar la propia música que produce: vaya resultado. No nos engañemos, este señor que enferma con la música contemporánea es probable que sufra mareos con Wagner, Bruckner, Cesar Frank o Janácek; de modo que para que este señor, y la gran mayoría de la gente equilibrada, no sufra trastornos de personalidad al escuchar música habría que retroceder hasta los clásicos de la escuela de Viena y los barrocos anteriores. Eso sí, sin llegar a los excesos de la polifonía renacentista que arruina el alma de cualquiera.
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Lo más sorprendente de este caso es que nadie ha denunciado aún a David Bisbal, David Bustamante, Rosa, etc; a pesar de lo contemporáneos que son a nosotros.
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Le he cursado una solicitud a la Guardia Civil para que me defina qué es jazz. Espero su respuesta con ansiedad.

1 comentario:

Francisco dijo...

Ridículo....