"La democracia es una excusa del capitalismo opresor"
FERNANDO NEIRA - Madrid - 07/11/2008
FERNANDO NEIRA - Madrid - 07/11/2008
"¿Eh?", contesta una voz de ultratumba al otro lado del teléfono. Son las tres de la tarde, hace un frío endiablado en Viena y todo indica que le acabamos de chafar la siesta al nigeriano Femi Kuti, de 46 años. No importa; apenas un minuto más tarde, el cantante, saxofonista, trompetista y heredero del inolvidable Fela Kuti estará lanzando invectivas contra los Gobiernos corruptos, Naciones Unidas, los conciertos benéficos y hasta organizaciones no gubernamentales como la Cruz Roja. "La democracia no existe, es sólo otra excusa más del capitalismo opresor", proclama un hombre que sufrió la represión militar en sus propias carnes (el dictador Olusegun Obasanjo encarceló a su padre y mandó matar a su abuela en los años setenta) y que no cejará en su empeño de que Occidente "escuche la voz de África, en realidad la potencia más poderosa del planeta". Este domingo protagoniza en el parque de Santa Catalina la actuación estelar del festival Womad de Las Palmas de Gran Canaria.
Un álbum de Kuti siempre constituye un acontecimiento en los circuitos de los ritmos étnicos, pero puede que Day by day lo sea aún más. Rompe siete años de silencio desde los días de Fight to win y, sobre todo, acentúa las señas de identidad de su autor: puro afrobeat trepidante en la parte musical y letras incendiarias sobre la opresión que, a su juicio, padece el continente negro. Y todo ello en inglés, para que nadie se haga el desentendido.
"Claro que la música puede sacudir conciencias y cambiar una parte del mundo", argumenta. "Mis canciones no llegan a millones de personas, pero sí a unos cuantos cientos, y son efectivas. Quien quiera escuchar será más consciente de nuestros problemas, de la hambruna o la violencia en las calles". Sabe que en la Europa opulenta le tienen por un rebelde, por una incómoda voz de la conciencia, pero no le importa. "Me llamo Femi Anikulapo Kuti y lucho contra la corrupción y la injusticia", resume. Sin miedo a nada, ni siquiera a morir. "Aquellos que asesinan u ordenan crímenes también morirán un día".
Las canciones de Day by day se erigen en homenaje a todos esos hombres y mujeres africanos "que padecen a diario la miseria, el hambre y la guerra, que rezan a diario para sacar adelante a los suyos y vivir en paz". Y títulos como Demo crazy, un juego de palabras entre democracia y loco, dejan claro su posicionamiento ideológico. "Llevo casi 50 años escuchando discursos solemnes que no sirven para nada. La gente está harta de tanto blablabla; ya sólo sirven los hechos".
Si se le pregunta que identifique a los culpables, Estados Unidos siempre figura a la cabeza de la clasificación. "Presumen de donar dinero, pero les debe llegar siempre a los mismos. Los problemas reales, lejos de mejorar, empeoran". Con todo, su lista de culpables es más extensa. "Las ONG dicen estar trabajando, pero no se las ve. Las Naciones Unidas organizan conferencias inservibles. Los músicos occidentales promueven conciertos benéficos sin ningún resultado. ¿Recuerda aquella canción, We are the world? Han pasado más de 20 años y todo sigue igual".
Desde esa perspectiva, el juego democrático se le antoja una farsa. "Demócratas y republicanos se alternan en Estados Unidos, igual que liberales y conservadores en el Reino Unido. Son sistemas bipartidistas financiados por los propios Gobiernos, así que se perpetuarán hasta el infinito. Ustedes lo llaman democracia, pero a mí me parece hipocresía". Admite, eso sí, que le ilusiona la victoria de un afroamericano como Obama. "La gente joven estadounidense se ha cansado de la CIA, el racismo y la represión policial. La revolución de Internet nos está ayudando a que la gente esté mejor informada, con independencia de donde viva".
Aquella modorra vespertina es ya sólo un tenue recuerdo tras un cuarto de hora de discurso torrencial. En realidad, Kuti sólo se sosiega y hasta bordea el laconismo cuando, sorpresa, habla de música. Dice que en estos siete años ha mejorado su técnica como intérprete, niega que la imperecedera figura paterna -Fela fue uno de los músicos africanos más importantes, así como un faro en la lucha del continente- le suponga ningún lastre y sólo recupera el entusiasmo al hablar de Made Kuti, uno de sus siete hijos (tres naturales, cuatro adoptados), que con sólo 13 años ya forma parte de Positive Force, su banda de acompañamiento.
"Espero que termine siendo un músico estupendo. Le gusta mucho la música, pero también jugar a la pelota, así que aún es pronto para pronosticar qué futuro le espera. Aquello que le haga feliz a él, me hará feliz a mí. Tengo claro que no quiero a ningún Michael Jackson en la familia...".
Perdida ya definitivamente la esperanza de recobrar un sueño reparador, Femi Anikulapo Kuti se encamina a la prueba de sonido vienesa. El domingo hará lo mismo en el archipiélago canario."
Un álbum de Kuti siempre constituye un acontecimiento en los circuitos de los ritmos étnicos, pero puede que Day by day lo sea aún más. Rompe siete años de silencio desde los días de Fight to win y, sobre todo, acentúa las señas de identidad de su autor: puro afrobeat trepidante en la parte musical y letras incendiarias sobre la opresión que, a su juicio, padece el continente negro. Y todo ello en inglés, para que nadie se haga el desentendido.
"Claro que la música puede sacudir conciencias y cambiar una parte del mundo", argumenta. "Mis canciones no llegan a millones de personas, pero sí a unos cuantos cientos, y son efectivas. Quien quiera escuchar será más consciente de nuestros problemas, de la hambruna o la violencia en las calles". Sabe que en la Europa opulenta le tienen por un rebelde, por una incómoda voz de la conciencia, pero no le importa. "Me llamo Femi Anikulapo Kuti y lucho contra la corrupción y la injusticia", resume. Sin miedo a nada, ni siquiera a morir. "Aquellos que asesinan u ordenan crímenes también morirán un día".
Las canciones de Day by day se erigen en homenaje a todos esos hombres y mujeres africanos "que padecen a diario la miseria, el hambre y la guerra, que rezan a diario para sacar adelante a los suyos y vivir en paz". Y títulos como Demo crazy, un juego de palabras entre democracia y loco, dejan claro su posicionamiento ideológico. "Llevo casi 50 años escuchando discursos solemnes que no sirven para nada. La gente está harta de tanto blablabla; ya sólo sirven los hechos".
Si se le pregunta que identifique a los culpables, Estados Unidos siempre figura a la cabeza de la clasificación. "Presumen de donar dinero, pero les debe llegar siempre a los mismos. Los problemas reales, lejos de mejorar, empeoran". Con todo, su lista de culpables es más extensa. "Las ONG dicen estar trabajando, pero no se las ve. Las Naciones Unidas organizan conferencias inservibles. Los músicos occidentales promueven conciertos benéficos sin ningún resultado. ¿Recuerda aquella canción, We are the world? Han pasado más de 20 años y todo sigue igual".
Desde esa perspectiva, el juego democrático se le antoja una farsa. "Demócratas y republicanos se alternan en Estados Unidos, igual que liberales y conservadores en el Reino Unido. Son sistemas bipartidistas financiados por los propios Gobiernos, así que se perpetuarán hasta el infinito. Ustedes lo llaman democracia, pero a mí me parece hipocresía". Admite, eso sí, que le ilusiona la victoria de un afroamericano como Obama. "La gente joven estadounidense se ha cansado de la CIA, el racismo y la represión policial. La revolución de Internet nos está ayudando a que la gente esté mejor informada, con independencia de donde viva".
Aquella modorra vespertina es ya sólo un tenue recuerdo tras un cuarto de hora de discurso torrencial. En realidad, Kuti sólo se sosiega y hasta bordea el laconismo cuando, sorpresa, habla de música. Dice que en estos siete años ha mejorado su técnica como intérprete, niega que la imperecedera figura paterna -Fela fue uno de los músicos africanos más importantes, así como un faro en la lucha del continente- le suponga ningún lastre y sólo recupera el entusiasmo al hablar de Made Kuti, uno de sus siete hijos (tres naturales, cuatro adoptados), que con sólo 13 años ya forma parte de Positive Force, su banda de acompañamiento.
"Espero que termine siendo un músico estupendo. Le gusta mucho la música, pero también jugar a la pelota, así que aún es pronto para pronosticar qué futuro le espera. Aquello que le haga feliz a él, me hará feliz a mí. Tengo claro que no quiero a ningún Michael Jackson en la familia...".
Perdida ya definitivamente la esperanza de recobrar un sueño reparador, Femi Anikulapo Kuti se encamina a la prueba de sonido vienesa. El domingo hará lo mismo en el archipiélago canario."
© Diario EL PAÍS S.L. - Miguel Yuste 40 - 28037 Madrid [España] - Tel. 91 337 8200
© Prisacom S.A. - Ribera del Sena, S/N - Edificio APOT - Madrid [España] - Tel. 91 353 7900
© Prisacom S.A. - Ribera del Sena, S/N - Edificio APOT - Madrid [España] - Tel. 91 353 7900
No hay comentarios:
Publicar un comentario