El minimalismo es algo muy "moderno". Quiero decir que es algo muy relacionado con nuestra cultura moderna. Ya en las primeras décadas del siglo XX al arquitecto alemán Mies van der Rohe se le podía oír su famosa frase de que "menos es más". Su soberbio pabellón para la exposición internacional de Barcelona de 1929 es una de las obras más representativas del pasado siglo, precisamente por la simplicidad de sus formas (que esconden una gran complejidad de volúmenes). El minimalismo es propio de nuestra cultura porque, a diferencia de las anteriores, es una cultura de masas y la cultura de masas no permite otra cosa. Antiguamente el arte se realizaba exclusivamente para los grandes propietarios (los reyes, la nobleza, la Iglesia Católica), y los artistas dedicaban todo su tiempo a satisfacer las necesidades artísticas de sus mecenas. En la cultura de masas esto no es posible. Es cierto que aún hay oligarquías que detentan un enorme poder, pero vivimos bajo una apariencia de "mediocritas" que pocos ricos están dispuestos a negar. Así, cuando los jeques del petróleo se construyen sus mansiones colosales no hacen sino poner de manifiesto su poca adecuación a los tiempos y resultan siempre algo kitsch, algo que niega la modernidad de sus propietarios. El rico de nuestros días acepta que vivimos en una sociedad burguesa y él mismo se considera un burgués más. Bill Gates se representa a sí mismo como un ejecutivo de Microsoft Corporation, incluso menos trajeado que cualquier vendedor de coches, no se representa a sí mismo como el rico que realmente es.
La construcción moderna de edificios exige el uso de materiales industriales puesto que la construcción artesanal pertenece a otro tipo de organización del trabajo y resulta hoy día muy cara. Al mismo tiempo se precisa racionalizar los elementos que se utilizan en la construcción para que su fabricación sea masiva y, por tanto, económica. El resultado no puede ser otro que una arquitectura minimalista o el kitsch. Porque la industria moderna permite fabricar elementos de formas "antiguas" a bajo coste. Las molduras que aparecen en algunas fachadas, las balaustradas con formas redondeadas, (antaño de piedra, hoy de hormigón coloreado), se producen industrialmente, pero el resultado de esas construcciones es de una gran "falsedad".
No creo que sea muy diferente el asunto en el campo de la música. Habría que reflexionar sobre qué elementos de la música, en especial de la llamada música clásica o seria, son kitsch. En este sentido habría que entender el minimalismo en la música. Una forma de acercarla al sentir de los tiempos. A diferencia de la música popular, los minimalistas no crean para el mercado, aunque lo hacen según un sistema que trabaja para las masas, que es cosa distinta. Por eso están tan próximos unos y otros, (esa puede ser la diferencia entre Brian Eno y Philip Glass).
Lo peor que le puede pasar a la música (de cara al futuro) es no plantearse este tipo de problemas, si bien es cierto, que el recurrir frecuentemente a los problemas como base de una estética es algo que produce un cierto cansancio en poco tiempo.
Si no podemos afirmar con rotundidad que toda la música actual deba ser minimalista, al menos habrá que reconocer que su presencia está más que justificada y no obedece, como se ha querido ver en muchas ocasiones, a razones puramente mercantiles (que, por otra parte, siempre han estado presentes en la creación estética), ni de falta de preparación de los autores para músicas más complejas.
La construcción moderna de edificios exige el uso de materiales industriales puesto que la construcción artesanal pertenece a otro tipo de organización del trabajo y resulta hoy día muy cara. Al mismo tiempo se precisa racionalizar los elementos que se utilizan en la construcción para que su fabricación sea masiva y, por tanto, económica. El resultado no puede ser otro que una arquitectura minimalista o el kitsch. Porque la industria moderna permite fabricar elementos de formas "antiguas" a bajo coste. Las molduras que aparecen en algunas fachadas, las balaustradas con formas redondeadas, (antaño de piedra, hoy de hormigón coloreado), se producen industrialmente, pero el resultado de esas construcciones es de una gran "falsedad".
No creo que sea muy diferente el asunto en el campo de la música. Habría que reflexionar sobre qué elementos de la música, en especial de la llamada música clásica o seria, son kitsch. En este sentido habría que entender el minimalismo en la música. Una forma de acercarla al sentir de los tiempos. A diferencia de la música popular, los minimalistas no crean para el mercado, aunque lo hacen según un sistema que trabaja para las masas, que es cosa distinta. Por eso están tan próximos unos y otros, (esa puede ser la diferencia entre Brian Eno y Philip Glass).
Lo peor que le puede pasar a la música (de cara al futuro) es no plantearse este tipo de problemas, si bien es cierto, que el recurrir frecuentemente a los problemas como base de una estética es algo que produce un cierto cansancio en poco tiempo.
Si no podemos afirmar con rotundidad que toda la música actual deba ser minimalista, al menos habrá que reconocer que su presencia está más que justificada y no obedece, como se ha querido ver en muchas ocasiones, a razones puramente mercantiles (que, por otra parte, siempre han estado presentes en la creación estética), ni de falta de preparación de los autores para músicas más complejas.
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