Carta a Teddy Bautista
Estimado Eduardo,
(get on your knees baby and pray, pray, pray...)
Hace tiempo que no compro un CD, es verdad, pero la última vez que lo hice costaban cerca de 20 euros. Dices que somos unos criminales porque robamos a los autores. De los 20 euros que he tenido que soltar en la tienda, cuánto le dan al autor, a los interpretes y técnicos que han trabajado en el disco. Cuánto se han gastado en el soporte CD. Sabiendo que a mí me cuesta un CD unos 0,24 € (6 € una caja de 25), cuánto le costará a Sony Corporation. Si calculáramos los gastos de hacer un CD llegaríamos a la conclusión de que hacer un disco y venderlo a 20 € es el mayor negocio del mundo, más incluso que traficar con drogas, armas, o recalificar terrenos en España para construir pisos.
Entonces quién defiende los derechos de un joven (desgraciadamente no es mi caso) que quiera escuchar música, que quiera escuchar mucha música porque le gusta y quiera tener una gran cultura musical.
¿Por qué no hacen anuncios mostrándonos cómo las grandes corporaciones discográficas se forran a nuestra costa y nos roban el dinero?. Que los hagan y obliguen a los accionistas de Sony a ver esos anuncios antes de pasar a retirar los dividendos obtenidos en su inversión como hacen con nosotros cuando queremos ver una película y nos tenemos que tragar su perorata.
Ningún gobierno ha pagado una campaña publicitaria sobre lo malas que son las políticas empresariales para la cultura, explicándonos los manejos de las discográficas con los medios de comunicación para hacerle tragar al público esas piltrafas de cultura que son los discos más vendidos del año, ya sean de la operación triunfo o de esas encantadoras modelos americanas que ahora triunfan en el mercado.
Por qué se consiente que el mercado sea el amo y señor de la política cultural y yo no pueda comprar un CD de un autor "extraño" como por ejemplo Arvo Pärt o Ornette Coleman en mi pequeña ciudad, porque todos los estantes de la tienda están a disposición de Bisbal y demás maravillas de la mercadotecnia y lo que yo quiero no es rentable empresarialmente.
Si el estado interviene para defender el derecho constitucional a la libertad de empresa, por qué no interviene para defender el derecho constitucional a la cultura y, por el contrario, deja todo (en el terreno musical) en manos del mercado.
Cuando las empresas consiguieron la tecnología suficiente para hacer CDs se dedicaron a explotarnos infamemente, ahora que parte de esa tecnología la tenemos nosotros pues que se apliquen el mismo criterio y que se aguanten. El mercado no es Dios.
Estimado Eduardo,
(get on your knees baby and pray, pray, pray...)
Hace tiempo que no compro un CD, es verdad, pero la última vez que lo hice costaban cerca de 20 euros. Dices que somos unos criminales porque robamos a los autores. De los 20 euros que he tenido que soltar en la tienda, cuánto le dan al autor, a los interpretes y técnicos que han trabajado en el disco. Cuánto se han gastado en el soporte CD. Sabiendo que a mí me cuesta un CD unos 0,24 € (6 € una caja de 25), cuánto le costará a Sony Corporation. Si calculáramos los gastos de hacer un CD llegaríamos a la conclusión de que hacer un disco y venderlo a 20 € es el mayor negocio del mundo, más incluso que traficar con drogas, armas, o recalificar terrenos en España para construir pisos.
Entonces quién defiende los derechos de un joven (desgraciadamente no es mi caso) que quiera escuchar música, que quiera escuchar mucha música porque le gusta y quiera tener una gran cultura musical.
¿Por qué no hacen anuncios mostrándonos cómo las grandes corporaciones discográficas se forran a nuestra costa y nos roban el dinero?. Que los hagan y obliguen a los accionistas de Sony a ver esos anuncios antes de pasar a retirar los dividendos obtenidos en su inversión como hacen con nosotros cuando queremos ver una película y nos tenemos que tragar su perorata.
Ningún gobierno ha pagado una campaña publicitaria sobre lo malas que son las políticas empresariales para la cultura, explicándonos los manejos de las discográficas con los medios de comunicación para hacerle tragar al público esas piltrafas de cultura que son los discos más vendidos del año, ya sean de la operación triunfo o de esas encantadoras modelos americanas que ahora triunfan en el mercado.
Por qué se consiente que el mercado sea el amo y señor de la política cultural y yo no pueda comprar un CD de un autor "extraño" como por ejemplo Arvo Pärt o Ornette Coleman en mi pequeña ciudad, porque todos los estantes de la tienda están a disposición de Bisbal y demás maravillas de la mercadotecnia y lo que yo quiero no es rentable empresarialmente.
Si el estado interviene para defender el derecho constitucional a la libertad de empresa, por qué no interviene para defender el derecho constitucional a la cultura y, por el contrario, deja todo (en el terreno musical) en manos del mercado.
Cuando las empresas consiguieron la tecnología suficiente para hacer CDs se dedicaron a explotarnos infamemente, ahora que parte de esa tecnología la tenemos nosotros pues que se apliquen el mismo criterio y que se aguanten. El mercado no es Dios.
1 comentario:
Jejeje, ten cuidado, seguro que ya han enviado a alguien a cerrarte el negocio de la pirateria que es tu ordenador.
Publicar un comentario