6 nov 2014

Badejazz: Chano Domínguez



En el Festival de jazz de Badajoz nos tenían acostumbrados a escuchar a los mejores músicos que andan por los clubs míticos de Nueva York y otras ciudades del país donde se desarrolló esta música. Aquí hemos podido ver a muy buenos intérpretes jóvenes y algunas estrellas que están en los libros de historia del jazz. Y en esto llegaron los recortes del dinero público y los problemas de las cajas de ahorro. En la edición de este año no hay ni un solo músico norteamericano. Esto es incuestionable y es uno más de los recortes que nos han hecho, tan duro como los que nos hicieron en el sueldo.

Dice el tópico que no hay mal que por bien no venga, (lo cual es una expresión extraña que significaría que todos los males tienen su origen en algún bien, cuando lo que quiere decir es que a veces, de los males sale algún bien). Y pensando en estas cosas me acordé de Benny Golson, el magnífico saxofonista de Filadelfia al que fuimos a ver este verano a la Sala Clamores de Madrid. Hablando lentamente en un inglés perfecto y culto, (que hasta yo llegué a entender), nos contaba historias del jazz, sobre su Filadelfia natal allá por los años cincuenta y sesenta; el hombre, con ochenta y cinco años de edad, no tenía mucho aire para soplar el saxo tenor y descansaba contando estas historias magníficas al tiempo que nos decía: “ahórrense el dinero: no vayan a Nueva York a escuchar buen jazz, quédense aquí, en Madrid”. Y lo decía porque estaba tocando con Moisés P.Sánchez, un joven pianista que es un músico magnífico. Pues bien, todo este rollo viene a cuento para decir que aunque los recortes nos han impedido disfrutar de esos músicos americanos que hemos escuchado en otras ocasiones, la música de este festival sigue mereciendo la pena.

Anoche pudimos escuchar nada menos que a Chano Domínguez. La música de piano de Chano la veo como una mezcla entre Chick Corea y Keith Jarrett, tiene algo de clásica, de española, de popular, pero en el caso del de Cádiz la cosa funciona mejor. El jazz moderno se basa en gran medida en armonías propias del impresionismo musical de principios del siglo XX, como Debussy, que empiezan a superar la armonía clásica que hicieron grande los alemanes por otra de base modal. Por ello, los impresionistas se fijaron pronto en la música española que tenía raíces flamencas, porque utiliza unos modos y unos ritmos que son diferentes a los de la tradición culta europea. Es decir, la música española suena bien en este estilo impresionista; recuérdese al propio Debussy, pero también a Ravel, Erik Satie, Dukas y anteriormente Fauré, Saint-Saëns o Bizet; todos ellos más o menos influidos por la música española. Chick Corea se dio cuenta de esto y creó un jazz hispano interesante, pero Chano conoce mejor el percal y por eso su música está sonando muy bien. A su indudable flamenquismo, une un fraseo jazzístico al piano bastante original y una buena técnica clásica. No es un perfeccionista, es verdad, (en este mismo teatro hemos escuchado a Maria Joao Pires), pero es capaz de tocar cualquier cosa y hacerlo muy bien.
Empezó tocando una versión muy personal de unas alegrías de Cádiz, luego hizo lo propio con “Gracias a la vida”, de Violeta Parra, hizo un homenaje a Paco de Lucía tocando “Canción de amor” y tocó a Thelonious Monk, Antonio Carlos Jobin, “El Puerto” de la suite Iberia de Isaac Albeniz y hasta unas variaciones sobre el tema de “La Tarara”, que todos “tarareamos” siguiendo su invitación.


Hizo dos bises y el público acabó aplaudiéndole en pie, agradecido por la buena música que anoche nos regaló.  

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