12 ago 2014

Música medieval: tropos y secuencias.


Uno ha tardado en llegar a estos estadios de la música. Sólo el estudio de su historia permite conocer bien los ejemplos musicales de épocas tan antiguas. Cuando se escuchan las músicas medievales y renacentistas, en su mayor parte música cantadas, se alcanza un nuevo conocimiento musical que nos abre muchas puertas al disfrute sonoro.

El canto religioso antiguo se le atribuye al Papa Gregorio I, (Gregorio Magno), aunque esta atribución oficial es la forma en que la ortodoxia católica ha pretendido narrar la formación de la música sacra. En realidad Gregorio, como todos los primeros Padres de la Iglesia era bastante austero y tenía pocas veleidades artísticas. La obra de este papa consistió en unificar la liturgia para construir una jerarquía eclesiástica grande y poderosa. El pensamiento católico de estos primeros cristianos se refleja muy bien en las ideas de San Agustín de Hipona sobre la música.
“La música tiene una única tarea primordial (…) disociar a la razón, mediante sus perfectas relaciones acústico-matemáticas, de los sentidos carnales y elevarla a la verdad inmutable, al único Dios y Señor de todas las cosas (…). Así pues, debe conducir al alma a reconocer que las cosas terrenas están subordinadas a las celestes”. (Citado por el blog: El ciento por uno).

Agustín es un reflejo del tránsito del clasicismo greco-latino al cristianismo. Su libro “De Música” supone una nueva aportación al estudio de la música como lo habían hecho los clásicos griegos desde los pitagóricos: la música como la ciencia de las proporciones acústicas que mediante el uso de las matemáticas alcanza su comprensión. Sin embargo San Agustín ya la relega a un mero adorno, a un simple aditamento de la palabra para mayor gloria de Dios. La única misión que le cabe a la música es ayudar a los creyentes en el camino de la fe. Es decir, nada que tenga que ver con una concepción artística, con una estética determinada.

Así constituido, el canto llano, (la monodia conocida como Gregoriano), resulta en un callejón sin salida. Al músico, al cantante, no se le permite salirse de los estrechos límites de la ortodoxia. La historia del desarrollo medieval de la música es uno de los episodios más curiosos de la historia de la estética, porque para poder avanzar en su camino se ve obligado a utilizar algunas argucias.

Puesto que la jerarquía de la Iglesia no permitía modificar el canto gregoriano que ero lo único que estaba permitido cantar en la casa de Dios, los músicos creativos descubrieron en el uso frecuente de los melismas una salida a las limitaciones litúrgicas. Los melismas son las largas frases melódicas con que se adorna una palabra y que se extienden más allá de la sílaba en un subir y bajar sobre la melodía. Una forma musical en la que ha pervivido el melisma antiguo es en el flamenco, cante lleno de formas musicales ancestrales. Pues bien, los músicos medievales creativos aprovecharon estos melismas para introducir en ellos nuevas formas musicales. Primero se alargó el melisma del Aleluya de la misa y sobre él se construyó toda una nueva melodía. Posteriormente, cuando esta melodía estaba aceptada por la ortodoxia, se le añadió un texto, dando lugar a los llamados tropos. Como estos tropos sustituían el melisma por un nuevo tema melódico completo fueron llamados tropos de sustitución. El sistema siguió evolucionando y de estos tropos que se  usaban a menudo fueron saliendo temas nuevos con personalidad propia que luego fueron llamados secuencias

Desde el siglo IX se conservan ejemplos de secuencias de la escuela de San Marcial de Limoges (relacionada con el Codex Calixtinus de Santiago de Compostela) y de Notker Balbulus (de la abadía de San Gaull en Suiza) que la introdujo en Alemania. Las secuencias llegaron a ser muy populares por cuanto que suponían una forma nueva de entender el canto. Pero cuando la ortodoxia vuelve a tomar las riendas de la iglesia tras la reforma luterana, se vuelve a estrechar el cauce de la música. El concilio de Trento sólo permitió el uso de cuatro secuencias:
·         Victimae paschali laudes, cantada en Pascua.
·         Veni, Sancte Spiritus, cantada en Pentecostés, 50 días antes de Pascua.
·         Lauda Sion Salvatorem, cantada 60 días antes de Pascua.
·         Dies irae, cantada el día de los Difuntos, 2 de noviembre, y en las misas de funerales.
·        Stabat Mater, añadida en 1727, se canta el día de Nuestra Sra. de los Dolores, 15 de septiembre.

Estas figuras musicales, los tropos y las secuencias, están presentes en la formación de la polifonía, que sigue un camino parecido en su desarrollando, salvando las limitaciones que le imponía la ortodoxia cristiana con inteligencia y habilidad.

Aquí puede oírse una grabación del Aleluya de la misa gregoriana por los Monjes de Silos, donde se pueden apreciar los largos melismas que aparecen en este canto.



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