27 ago 2013

Miles Davis, 1967.

Al volver de las vacaciones he revisado el blog para ver qué era lo que se quedó fijo en él durante gran parte del mes de agosto. A veces pones cualquier tontería y se queda ahí durante semanas, infectándolo de vulgaridad. No ha sido así en este caso. El video de YouTube que aparece sin comentario en la última entrada no es una grabación trivial. Se trata de uno de los mejores grupos de Miles, (para mí el mejor), en una magnifica grabación para la época con más de una hora de música en directo. Tony Williams a la batería, Ron Carter al bajo, Wayne Shorter al tenor y Herbie Hancock al teclado, son un grupo de jóvenes inigualable en 1967. Elegir compañeros de grupo era una de las virtudes de Miles Davis. Algunos, como el batería Tony Williams, (que aquí tiene 22 añitos), entraron en el grupo a la edad de diecisiete y Miles ya sabía entonces que se trataba de un músico muy especial. Por desgracia los dos han desaparecido ya. Williams a los 52 años de edad a causa de un infarto. 
No es verdad que cualquier tiempo pasado sea mejor, pero tampoco lo es lo contrario: que siempre se avance hacia adelante. No sé cuál es el origen de la grabación, pero tiene todo el aspecto de ser uno de esos conciertos grabados para ser emitidos por la televisión local, en este caso en Alemania. Uno recuerda por aquella época, (ya lo he contado alguna vez), siendo aún un niño que ignoraba todo sobre la música de jazz, ver en la televisión única que entonces teníamos a un tipo negro, corpulento, que tocaba el contrabajo con una gran banda de músicos. Por entonces podías poner la tele y ver a Charly Mingus en un concierto con su grupo, o una retrasmisión en directo desde París de un ballet que en casa nos causaba un poco de rubor (se veía a las mujeres vestidas con una especie de media que les cubría todo el cuerpo y que dejaba traslucir sus formas), porque entonces a las diez de la noche te ponían una magnífica versión de la Consagración de la Primavera de Stravinsky y se quedaban tan anchos, o veías en un programa de producción propia a Porrina de Badajoz acompañado de un joven guitarrista gaditano al que llamaban Paco el de la Lucía. En aquellos años se podían ver esas cosas. Hoy no sé lo que se puede ver porque apenas enciendo el aparato. 
Volviendo al grupo de Miles, es sorprendente la capacidad del trompetista para llamar a filas a lo mejor de cada momento. Quién iba a pensar a principios de los sesenta que ese batería de Chicago iba a renovar la forma de tocar el instrumento. Quién podía sustituir al insustituible John Coltrane en la banda sino alguien como Wayne Shorter que por entonces no era sino un joven músico más de los Jazz Messengers de Art Blakey. Quién iba a pensar por aquel entonces que Ron Carter llegaría a ser el bajista más buscado para todas las grabaciones de jazz de los años siguientes. Quién, sino Miles, podía pensar que ese pianista de Chicago, (un ingeniero electrónico que había tocado un concierto de Mozart con la Sinfónica de la ciudad a los once años), iba a ser el pianista imprescindible en todas los eventualidades futuras del jazz. Miles Davis, el visionario, fue quien lo vio. Tras la renovación que había realizado en los años cuarenta con Birth of the Cool, la que había promovido en los cincuenta con Kind of Blue, en los años sesenta y con esta banda, Miles produce otra renovación que se refleja muy bien en el disco Sorcerer, con un sonido y una forma de improvisar que está presente en este video. No obstante, aún habría dos nuevas etapas sorprendentes: el jazz eléctrico de los setenta que sentaría las bases para el jazz de fusión y el acercamiento al pop de los ochenta que, no obstante, daría lugar a magníficos discos e inolvidables conciertos en directo. Los ortodoxos le recriminaron por abandonar un estilo que, precisamente, había creado el propio Miles. Aún hoy, siguen ellos haciendo la música con la que hace ya cincuenta años él sorprendió al mundo del jazz, pero tendría aún otras dos vidas más, a pesar del tiempo que sus adicciones le hicieron perder. Así era el genio de Miles, para bien y para mal.

1 comentario:

Cempazúchitl dijo...

Excelente texto