11 nov 2010

Cold Jazz

Ya lo hemos dicho pero tenemos que volver sobre el tema. Hacer música de jazz no es hacer música culta, es otra cosa. Hay toda una generación de músicos que está saliendo de la Berklee School of Music con una gran preparación, pero que no ofrecen nada más. El mejor pianista de jazz de todos los tiempos es para muchos Thelonious Monk. Pues bien, Monk era un pianista con una técnica mediocre, no era un virtuoso del piano, no podía competir con ningún pianista de conservatorio porque lo que él sabía lo había aprendido de forma autodidacta. Empezó a tocar con 6 años y no dejó de hacerlo nunca, pero su formación había sido muy escasa. Se ganaba la vida tocando en los bailes y en el órgano de la iglesia y tocaba y tocaba, hasta sacarle al piano unos ritmos y unas armonías nuevas. Fue uno de los creadores del Be-Bop, es decir del jazz moderno después de la II Guerra Mundial y casi todos los músicos de jazz le consideran el más grande pianista y compositor del jazz moderno.
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Ayer asistimos al concierto de Kurt Rosenwinkel en el XIII Festival de Jazz de Badajoz. La entrada del trío fue fría. Muy fría. El guitarrista tiene una digitación prodigiosa, es capaz de hacer unas escalas imposibles, pero tocaba pensativo y sin apenas nada que contar. Me pareció escuchar sus pensamientos: “Tal vez tenía razón mi padre cuando me decía que debía haber estudiado Derecho”. Creo que era lo que estaba pensando. El batería, Ted Poor, se veía muy concentrado, tal vez en sus problemas económicos y el bajista, Eric Revis, pensaba: ¿qué hago yo con estos dos? Si Rosenwinkel es un poco frío su actual empleo como profesor de guitarra en Berlin, en la Hochschulle für Musik Hans Eisler, no le ayuda a resolverlo.
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A partir del tercer o cuarto tema, que se iniciaba con un ritmo de aires latinos, parece que la cosa empezó a funcionar un poco. Ted Poor en la batería empezó a encontrar su sitio y a sonar bien. El propio guitarrista hilvanó algunos momentos de gran belleza y algunos solos interesantes. Al final el concierto se salvó por los pelos.
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El público de Badajoz estuvo muy bien. Apenas media entrada, pero la mayoría era gente que sabe de que va el jazz. Estuvo frío cuando la cosa estaba así, aplaudió cuando tenía que hacerlo y no se dejó embaucar por efecticismos. Parece que la afición al jazz en Badajoz crece, (aunque no como para llenar el Estadio del Vivero).

1 comentario:

Víctor Hugo dijo...

Todo llevado al extremo es malo, como el academicismo:) Saludos.