Al final terminé leyendo el ibro de Daniel J.Levitin, (cuesta tan poco hacerlo y son tan caros los libros). La segunda parte es más interesante porque se centra en responder a preguntas musicales. No obstante me ratifico en no recomendarlo, salvo que pueda interesar por razones médicas, cosa que desconozco.
Su análisis de cómo funciona el cerebro de un gran músico termina resolviendo que todo es cuestión de trabajo, disciplina y rigor. Menudo descubrimiento. Aunque también afirma que hay personas que tienen capacidades especiales, como el oído absoluto, que permite recordar las notas exactas y no solo los intervalos.
Menos aún me gusta sus razones sobre por qué nos gusta la música, según él, (en síntesis), porque responde a unas expectativas que tenemos sobre lo que escuchamos. Si esta música está dentro de las expectativas, con algún cambio debido a la originalidad, todo irá bien, en caso contrario la música no nos gustará. Eso es posible si eres un fanático del country-western de los barrios al norte de Nashville. Para otras personas existe la curiosidad y las ganas de aprender de lo nuevo.
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