Música y Lenguaje en la estética contemporánea (Alianza Editorial, 2004) de Enrico Fubini es una gran ayuda para tratar de entender el callejón sin salida de las vanguardias del siglo XX, especialmente aquellas de la postguerra. Se trata de una serie de problemas estéticos que aún no están resueltos y que siguen formando parte de los interrogantes a los que se enfrentan los compositores en el siglo XXI. Por ejemplo, la semántica de la música. ¿Es la música un lenguaje con sintaxis y significados, o solamente son formas sonoras en movimiento como decía Hanslik? ¿El lenguaje musical tiene una base natural o solamente histórica?
Detrás de todo ello está el problema de la comunicación en las vanguardias. Dice el filósofo italiano que el entendimiento entre el compositor y su público era total hasta el barroco, pero en un medio en el que el público era una minoría muy eximia. Después de la revolución burguesa, el auditorio se ensancha al tiempo que se pierde esa identidad basada en unas convenciones que los románticos rechazan de plano. Beethoven quiere llegar a toda la humanidad, (es entonces cuando aparece el concepto de música absoluta: “La idea de la música absoluta”, Carl Dahlhaus, Idea Books, Barcelona, 1999), pero al tiempo lo hace desde su más profunda individualidad: un concepto cultural propio del mundo burgués.
Detrás de todo ello está el problema de la comunicación en las vanguardias. Dice el filósofo italiano que el entendimiento entre el compositor y su público era total hasta el barroco, pero en un medio en el que el público era una minoría muy eximia. Después de la revolución burguesa, el auditorio se ensancha al tiempo que se pierde esa identidad basada en unas convenciones que los románticos rechazan de plano. Beethoven quiere llegar a toda la humanidad, (es entonces cuando aparece el concepto de música absoluta: “La idea de la música absoluta”, Carl Dahlhaus, Idea Books, Barcelona, 1999), pero al tiempo lo hace desde su más profunda individualidad: un concepto cultural propio del mundo burgués.
Uno tiene la impresión de que el siglo XX no sería sino una continuación de ese mundo burgués decimonónico, una segunda parte del siglo XIX. Bueno esto es una impresión personal, no es nada científico.
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