No me gusta dejarme llevar por la nostalgia, pero resulta que la semana pasada estuvo Neil Young en el Rock in Rio y arroyó. Con una voz un tanto especial, unas sencillas guitarras acústicas, unos sencillos arreglos country, con banjos y slide guitar y, en general, con buenos músicos de acompañamiento y una frescura que mantiene inalterada desde los años sesenta, allí estaba el viejo Young, (incluso parece más viejo que los sesenta y dos años que tiene), tan joven como siempre. Ya sé que no se puede decir, pero lo voy a decir: ¿Dónde se puede encontrar hoy día algo parecido en la música popular? No hay nada parecido. Ni por asomo. Qué le vamos a hacer.
Recomendable la película de Jonathan Demme “Heart of Gold” sobre unas actuaciones del cantante en Nashville en el 2006, justo antes de someterse a una difícil operación de un aneurisma cerebral, de la que no sabía entonces si saldría con vida.
En la película cuenta que cuando triunfó (un hippy rico, dice), a principios de los setenta, se compró un rancho que aún conserva, en el que vivía una pareja de guardeses. A aquel hombre le dedicó la canción Old Man.
Recomendable la película de Jonathan Demme “Heart of Gold” sobre unas actuaciones del cantante en Nashville en el 2006, justo antes de someterse a una difícil operación de un aneurisma cerebral, de la que no sabía entonces si saldría con vida.
En la película cuenta que cuando triunfó (un hippy rico, dice), a principios de los setenta, se compró un rancho que aún conserva, en el que vivía una pareja de guardeses. A aquel hombre le dedicó la canción Old Man.
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