24 jul 2008

musicología neocon


El útlimo boletín de la SIBE, Sociedad de Etnomusicología, trae un artículo de mi compañera y periodista Susana Carbajales, (musicología, Universidad de la Rioja), en el que nos relata las intenciones de los genios del marketing en el campo de la música.
La inocencia de estos prodigios del pensamiento neocon es sobrecogedora:

…actualmente integrada en la multinacional americana Music Intelligence Solutions- es un claro ejemplo de empresa dedicada a las soluciones de inteligencia musical. Fundada por una licenciada en matemáticas española aficionada a la música, su idea empresarial partió de la búsqueda de similitudes entre dos grupos musicales para que gustaran a un mismo tipo de aficionado. Aparentemente banal, esta solución informática que analiza más de 70 parámetros como el ritmo, el brillo o la armonía, puede utilizarse para predecir si una canción puede convertirse en un éxito comparándola con éxitos de años anteriores…
…Hit Song Science, que permite a consumidores, discográficas y empresas de telefonía móvil buscar canciones de calidad y artistas de cualquier género o idioma del mundo, basándose en el conocimiento del gusto de los usuarios…


Impresiona comprobar cómo el pensamiento actual ha llegado a calar en la gente eludiendo cualquier tipo de sentido crítico, (o cuando menos de sentido común). Por el contrario, la mentalidad dominante de estos nuevos conservadores, acostumbrada a ser correa de transmisión de los ideales más íntimos de los magnates de las empresas que controlan el mundo (las telefónicas, discográficas, multinacionales del entertainment, etc), no sienten ningún tipo de rubor en defender las estúpidas aspiraciones de éstos, tarea que desarrollan sin ningún miedo al ridículo. Esta mentalidad, que ha aterrizado recientemente en la Universidad, es la que ha dado a luz el proyecto de Bolonia. En el fondo se trata de poner toda la sociedad al servicio del poder económico, de la misma manera que tradicionalmente estuvo al servicio de las personas, sin que el mundo universitario sea una excepción. Esta mentalidad ha triunfado después de un largo camino que se inició a finales de los años setenta y principios de los ochenta y que hoy campea a sus anchas sin que el público aprecie la trampa, bastante ocupado en intentar configurar su teléfono móvil.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola Malarios!

Encantada de leerte. Me gustaría, ya que aludes a mi artículo -que, obviamente, es un relato acerca de qué intenciones tiene la industria del ocio y no una opinión sobre si es bueno o no lo es...- hacer algunas apreciaciones:

- Nos guste o no nos guste, el "negocio" en la música está en la música popular entendida como aquélla que llega a "multitudes" (aunque a veces apetezca llamarlos tumultos, bultos o abultos).
- Conozco de primera mano la experiencia de una empresa que contrató una solución de este tipo. En concreto para un proyecto donde buscaban "talentos". Y sí, no es la panacea, pero les ahorraban escuchar 5000 maquetas que se descartaban por su posiblemente baja rentabilidad (lo cuál no quiere decir que las seleccionadas sean buenas).
- La música pop/rock, sigue, en un alto porcentaje, unos esquemas que sí son parametrizables. Es decir, una gran mayoría de "hits" tienen unos elementos en común claramente definidos y que han sido estudiados en más de una ocasión. Obviamente, eso no implica que si cumples esos parámetros vayas a hacer algo bueno, o un megahit, porque ahí está el componente subjetivo que, en todo arte debe existir. Es decir, la herramienta es una mierda desde el punto de vista musical, pero muy práctica en relación con el coste de oportunidad y muy útil para el negocio (y yo, que vivo de cosas así, te lo digo con conocimiento de causa, unaque deteste que las cosas sean así)
- Por desgracia, a día de hoy, la música es cada vez menos un arte y más un negocio. C'est la vie.