9 nov 2007

Historia de los lugares comunes: Como en España no se vive en ningún sitio.


Depende.
¿De qué depende?.
De lo que uno quiera hacer.
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Si lo que uno quiere hacer es vivir tranquilo, dormir a gusto, vivir con eso que se llama calidad de vida, mantener una actividad de tipo cultural o cosas de ese estilo, lo mejor que se puede hacer es coger la frontera y no mirar para atrás, pues de otro modo te convertirás en una estatua de sal.
Si las aspiraciones vitales de uno pasan por trasnochar, emborracharse en la calle, dar patadas a las papeleras, insultar a las viejecitas, escupir en la calle, tirar los papeles al suelo, hacer ruido con tu vehículo que contamina sin que nadie tenga la desfachatez de echártelo en cara, conducir bebido y a más de 200 km/h., vomitar por la mañana y acostarte con la bendita intención de que trabaje Rita (o los alemanes que para eso han nacido alemanes), pues este es tu paraíso.
En caso contrario las muchas virtudes de la tortilla de patatas y las maravillas del jamón ibérico de bellota no son bastante para convencerte de este lugar común de que como en España no se vive en ningún sitio.
Si buscamos datos más o menos objetivos, podemos ver que al Sur se vive más, porque vivimos más años, tenemos mejor alimentación y una vida más muelle. Pero si te vas muy al sur (por debajo de Madrid) la tendencia cambia y, parece que el calor extremo que impide hacer ejercicio la mitad del año y algunas costumbres insanas son las causas de que la esperanza de vida disminuya drásticamente hasta niveles nórdicos.
Este lugar común supone ciertas cosas que se han dado por ciertas desde tiempos remotos sin que nadie las haya contrastado con datos ciertos. Quien lo hubiera hecho, se habría dado cuenta de que el número de suicidios en las frías capitales suecas o danesas no son nada al lado de las estadísticas propias de las tórridas aldeas celtíberas. La única diferencia es que mientras que en Suecia tenían a Ingmar Bergman, aquí teníamos a Alfredo Landa. Y eso ha creado un estado de opinión que no se corresponde con la realidad. No digo que la gente se haya venido suicidando más aquí por las películas que el actor navarro hizo en los setenta. No, lo que quiero decir es que aquellas pelíulas crearon una idea feliz de este país que no es del todo cierta. Y si no, ¿por qué Landa y todos los españoles de los setenta perseguíamos a las suecas con aquella inquina?. No creo que fuera para evitar que se suicidaran. ¿No?.

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