Así no hay forma de tener la necesaria serenidad para escribir sobre música.
Me he ido unos días a descansar al extranjero más próximo y cuando vuelvo lo único que sigue igual es el caos de las infraestructuras catalanas. ¿Qué me encuentro?.
Resulta que en la idílica Suiza, el país de las vacas y las montañas nevadas, esa nación tan civilizada que nunca ha participado en una guerra y que no tiene ejército sino una milicia de ciudadanos, que es el único estado auténticamente federal, donde muchas decisiones se toman por referendum, la sede neutral de tantos organismos internacionales, en la patria de Heidi y Pedro en definitiva, ha habido unas elecciones que ha ganado un partido xenófobo. ¿Qué harán ahora con los miles de representantes de tantos organismos internacionales que allí existen?. ¿Esos africanos con sus pieles tostadas, los pálidos orientales y los morenos con turbante?. ¿Los van a gasear, los van a devolver a sus países hacinados en autobuses baratos?.
Aquí, en España, ya no hay ni Dios ni Patria ni Rey. Resulta que la “Espe” tiene un rifirrafe con la mismísima corona a cuenta del soplagaitas de la COPE, del que pide protección real. Y, el Rey, genial, le contesta, entre otras cosas que los contertulios se han callado, que le ha pedido a mi primo Rouco Varela que en lugar de rezar tanto por él, mejor no pidan su abdicación a través del “histrión de los franquistas”.
Mientras, el Gallardón, que se ha debido asustar por el éxito de los xenófobos, se pone a enderezar el caos urbanístico de este país y en lugar de empezar por los chalets de la sierra se la toma con las chabolas de los inmigrantes. Es lógico que no se permita la construcción ilegal, pero, coñó, dales acceso a una vivienda digna (de alguna manera) y luego les tiras la chabola. Es capaz de tirar las chabolas con los inmigrantes dentro, (amparado en la legalidad urbanística).
Para los gallegos la familia tiene un carácter muy similar al de los gitanos. Es algo más que una relación genética. Resulta que, mientras que el último novel de la Paz tiene la atención de venir a este país a pedirnos que ayudemos en la lucha contra el cambio climático y que el mundo científico, (seguramente un contubernio judeo-masónico), afirma que ya hay daños irreversibles en el planeta, pues resulta, digo, que Mariano tiene un primo que es muy listo y que estudió ciencias físicas en Santiago de Compostela, que le ha dicho que esto no hay quien lo sepa. Que no se puede ni siquiera saber si va a llover pasado mañana. ¡Hombre, al menos en Santiago sabemos que sí!.
¡Manda carallo!.
Me he ido unos días a descansar al extranjero más próximo y cuando vuelvo lo único que sigue igual es el caos de las infraestructuras catalanas. ¿Qué me encuentro?.
Resulta que en la idílica Suiza, el país de las vacas y las montañas nevadas, esa nación tan civilizada que nunca ha participado en una guerra y que no tiene ejército sino una milicia de ciudadanos, que es el único estado auténticamente federal, donde muchas decisiones se toman por referendum, la sede neutral de tantos organismos internacionales, en la patria de Heidi y Pedro en definitiva, ha habido unas elecciones que ha ganado un partido xenófobo. ¿Qué harán ahora con los miles de representantes de tantos organismos internacionales que allí existen?. ¿Esos africanos con sus pieles tostadas, los pálidos orientales y los morenos con turbante?. ¿Los van a gasear, los van a devolver a sus países hacinados en autobuses baratos?.
Aquí, en España, ya no hay ni Dios ni Patria ni Rey. Resulta que la “Espe” tiene un rifirrafe con la mismísima corona a cuenta del soplagaitas de la COPE, del que pide protección real. Y, el Rey, genial, le contesta, entre otras cosas que los contertulios se han callado, que le ha pedido a mi primo Rouco Varela que en lugar de rezar tanto por él, mejor no pidan su abdicación a través del “histrión de los franquistas”.
Mientras, el Gallardón, que se ha debido asustar por el éxito de los xenófobos, se pone a enderezar el caos urbanístico de este país y en lugar de empezar por los chalets de la sierra se la toma con las chabolas de los inmigrantes. Es lógico que no se permita la construcción ilegal, pero, coñó, dales acceso a una vivienda digna (de alguna manera) y luego les tiras la chabola. Es capaz de tirar las chabolas con los inmigrantes dentro, (amparado en la legalidad urbanística).
Para los gallegos la familia tiene un carácter muy similar al de los gitanos. Es algo más que una relación genética. Resulta que, mientras que el último novel de la Paz tiene la atención de venir a este país a pedirnos que ayudemos en la lucha contra el cambio climático y que el mundo científico, (seguramente un contubernio judeo-masónico), afirma que ya hay daños irreversibles en el planeta, pues resulta, digo, que Mariano tiene un primo que es muy listo y que estudió ciencias físicas en Santiago de Compostela, que le ha dicho que esto no hay quien lo sepa. Que no se puede ni siquiera saber si va a llover pasado mañana. ¡Hombre, al menos en Santiago sabemos que sí!.
¡Manda carallo!.
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