Es compleja mi opinión sobre Fernando Sánchez Dragó. Si bien es cierto que fui de los que leyeron con interés su “Gárgoris y Habidis, una historia mágica de España” en 1978, su viaje político desde su pertenencia al Partido Comunista (cosa que le llevó a la cárcel y el exilio en el franquismo), su adscripción a lo libertario en aquellos años setenta y su posterior pase al conservadurismo católico más recalcitrante, hacen que su postura política tan llena de alternancias impida confiar en su personalidad literaria, confirmando las sospechas de que más que escritor es un charlatán, capaz de vender un crecepelo al “Sevilla” (de mojinos escozíos). Su actitud en la entrevista a la inefable Ana Botella lo dice todo de este intelectual liberal. Sin embargo, en esta otra entrevista, creo que tiene bastante razón en lo que dice.
2 oct 2007
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