Esta sección de la "Historia de los Lugares Comunes" está hecha para alertar al personar de las gravísimas consecuencias que asumir los lugares comunes acríticamente puede tener para todos. En estos días lo estamos comprobando con uno de los más aceptados en este país: la mejor inversión es el ladrillo. En lugar de pagar un alquiler, por un poco más te compras un piso, que es una inversión garantizada y para toda la vida.
Lo que en un principio puede ser cierto, que el ladrillo es rentable (como cualquier otra inversión), llega a extremos como los que estamos viviendo en la prensa estos días: la deuda total del ladrillo se aproxima al Producto Interior Bruto (PIB). Estos desequilibrios pueden llegar a costarnos caros si los tipos de interés siguen su carrera alcista. Esto ya se sabía hace varios años pero nadie lo quiso ver porque todo el mundo aceptaba que la mejor inversión era el ladrillo.
En una economía de mercado, cuando todo el mundo promueve una inversión, esta deja de ser rentable: es evidente que los precios van a subir, por la presión compradora y que se va a colapsar el mercado por un exceso de oferta (falta de compradores futuros).
Mientras que en España un 11% se inclina por el alquiler, estos porcentajes son del 57% en Alemania, 52% en Holanda y 46% en Francia, siendo la media europea del 39%. Claro que en esos países no se ha instituido aún el lugar común de que la mejor inversión es el ladrillo.
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