1 jun 2007

Arnold Schoenberg



Soy un viajero trotamundos. Viajo así porque soy pobre, si no, tal vez viajaría como esos viajeros ingleses de finales del siglo XIX y principios del XX que se iban a pasar medio año a Florencia para conocerla bien, como en la novela de E.M. Foster "Una habitación con vistas". También porque odio volar en avión, así que mi forma de viajar consiste en coger una caravana y salir a recorrer Europa siempre que tengo ocasión. En estos viajes lo que más me han gustado ha sido posiblemente Alemania, sus ciudades tan ordenadas y cuidadas, su patrimonio arquitectónico tan pulcramente restaurado, su sentido "ciudadano" que le ha llevado a peatonalizar los centros de las ciudades, su respeto por el medio ambiente, ya de vuelta de la época de la industrialización salvaje, su aprecio por la cultura y su forma serena de disfrutar de la música. Quiero decir con toda esta perorata que no soy de ninguna manera germanófobo, sino que por el contrario más bien podría definirme como germanófilo y, desde luego, no soy de los que piensan que todos los alemanes son nazis, (aunque la mayoría de sus abuelos lo fueran), pues no creo que la culpa sea hereditaria.
Pues bien, a pesar de ese aprecio por lo germánico (excluido el extremismo nacionalista que llegaron a desarrollar), tengo una cierta animadversión por la música alemana del romanticismo que no soy capaz de superar. Me gusta Beethoven, aún en épocas en que no está de moda como ahora, me gusta Schubert y algo de Schumann, pero a partir de ahí, esa insistencia en el trabajo temático y el desarrollo de las progresiones armónicas me resulta cansado en Brahms y sobre todo en Bruckner. Para mí la música alemana recibe un soplo de aire nuevo primero de Wagener y después de Arnold Schoenberg (precisamente un judío, ¡qué paradoja!).
De Arnold Schoenberg existe una página en internet que es una auténtica maravilla, se trata de
www.schoenberg.at . Con una entrada en inglés, se puede decir que tiene todo sobre el autor. Se puede escuchar directamente toda su obra, que está perfectamente catalogada por número de opus y por fechas. Además cada pieza ofrece entradas entre las que suele encontrarse comentarios del propio autor, análisis, referencias sobre su composición, etc. Una auténtica maravilla.

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